UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS.
LAS MUJERES EN LA HISTORIA DEL ECUADOR.
LAS MUJERES EN LA HISTORIA DEL ECUADOR.
NELA MARTINEZ:
Nela Martínez
Espinosa. Fue la primera mujer
diputada que estimuló la creación de múltiples sindicatos, la creación de la
Confederación de Trabajadores de Ecuador y de la Alianza Femenina Ecuatoriana. Incansable
luchadora, en Ecuador se opuso firmemente a la entrega de la Base Militar de
Manta a los Estados Unidos.Amiga de Cuba, en el año 1973 recibió la orden Ana
Betancourt otorgada por el Consejo de Estado.
Síntesis
biográfica
La Nela, como la
llama afectuosamente el pueblo ecuatoriano, nació el 24 de Noviembre de 1912 en la provincia
de Cañar, en el sur de Ecuador. Hija legítima de
César Martínez Borrero, de ideología conservadora, propietario de la mejor casa
en la plaza principal de la población de Cañar, y de Enriqueta Espinosa
Espinosa, mujer de múltiples cualidades, de temperamento dulce y afectuoso y
una gran lectora.
Creció en Colloctor
oyendo el ALAU que lanzaban los indígenas cada vez que había eclipse de luna y
los gritos de angustias cuando los azotaban en el patio de la casa de hacienda.
La octava de una
larga familia de quince hermanos criados con todas las comodidades de la época,
estudió la primaria en la escuela de las monjas Catalinas de Cañar y en 1924 fue enviada
interna al colegio de Los Sagrados Corazones de Cuenca, donde solo le permitían
salir una vez al mes a casa de sus abuelos maternos Darío y Sofía Espinosa.
En el año 1928, sin poseer
conocimientos de pedagogía, con solo 16 años de edad, la ecuatoriana Nela
Martínez Espinosa se convirtió de forma inesperada en profesora en una escuela
para niños pobres. El cariño que sentía por aquellos pequeños de la ciudad de Ambato le impedía abandonarlos.
Fue en esa localidad,
situada en el centro de Ecuador, donde lideró una huelga de trabajadores ese
mismo año y se abrazó al trabajo del pequeño núcleo de comunistas. Se iniciaba
así su intensa carrera de militante y activista.
En 1935 fue nombrada
representante de Cañar, en la primera organización de unidad de izquierda que
se reunió en Quito.
Junto a Dolores
Cacuango, constituyó la Federación
Ecuatoriana de Indios y las primeras escuelas indígenas de
enseñanza quechua.
En 1941 integró el grupo
de los organizadores del Comité del Movimiento Popular Antitotalitario (Antinazi), cuyo objetivo
era combatir la propagación de las ideas fascistas en Ecuador. Un año más tarde
inició la publicación del periódico Antinazi, que vio la luz hasta 1944.
Luchó contra el
fascismo al lado de su esposo Raymond Meriguet.
En 1943 se integró a las
filas de Acción Democrática Ecuatoriana para luchar contra los abusos y el
despotismo del Presidente Arroyo del Río, y durante
la insurrección armada conocida como “La Gloriosa”, que derrocó al dictador el
28 de mayo de 1944,
dirigió la toma del Palacio de Gobierno.
Durante cuatro días
dirigió los destinos de su país, hasta que Velasco Ibarra regresó del exilio
para asumir el poder. Según la literatura, Nela rechazó el ofrecimiento de
cargos públicos que le hizo el presidente al percatarse de que había nombrado
su gabinete, tras un arreglo con la derecha y el partido liberal.
Esta valiente mujer
prosigue la lucha política. En 1946 viajó en representación de Alianza Femenina
Ecuatoriana al Congreso
Internacional de Mujeres Latinoamericanas, que tuvo por sede Guatemala, donde
permaneció por un tiempo invitada por sus compañeros y ayudó a la fundación del
Partido Comunista de ese país.
En 1947 recorrió varias
naciones centroamericanas, donde dictó numerosas conferencias para organizar a
las mujeres, y fue testigo de las dictaduras que sufrían algunos países. Tras
visitar Panamá,
último destino de su gira, no pudo volver a Guatemala en 1948 al correr
peligro su vida, y regresó a su tierra natal.
Sobre ella dijo Guadalupe
Larriva González, Diputada socialista de la provincia del Azuay, Ecuador: “Quienes tuvimos el
privilegio de conocerla, sabemos que toda esa lucha irreductible e
inclaudicable, estaba inspirada en su condena sin contemplaciones al
capitalismo y al imperialismo, pero también, y sobre todo, en su convicción de
que era posible construir un nuevo Ecuador y una América
Latina distintas, basadas en los principios de la paz, la
fraternidad y el trabajo creador”.
Su incansable lucha
por la justicia social, la igualdad de género, la soberanía de los pueblos,
hacen que sea elegida delegada al Primer Congreso por la Paz, que se realizó en París, Francia, en 1949.
Permaneció un año
en Europa,
donde participó con la Federación de Mujeres de varios países europeos en la
organización de las mujeres antifascistas y por la recolección de firmas contra
la amenaza de la guerra atómica.
En la década de los
50 formó el Frente
Popular Ecuatoriano, a través del cual estimuló y lideró la
movilización nacional en protesta por el alza del pasaje del transporte público
de Quito.
En los años 60,
fundó la Unión
Revolucionaria de Mujeres Ecuatorianas y la revista “Nuestra
Palabra”.
Por su ejercicio
político a favor de la paz, su coraje y rebeldía, así como por su obra
literaria, en la cual destacan la poesía, cuentos y novelas, mereció la
condecoración “Mujer Ecuatoriana del Siglo XX”.
En los años 70
participó en la formación del Frente Continental de Mujeres contra la
Intervención y fue una de las primeras en denunciar, tanto en su país como en
escenarios internacionales, el plan intervencionista del gobierno estadounidense.
Incansable
luchadora, en Ecuador se opuso firmemente a la entrega de la Base Militar de Manta a
los Estados
Unidos.
Su solidaridad con
Cuba se hizo presente antes y después del triunfo de la Revolución. En la
revista Nuestra Palabra la defensa de la Isla contra el
criminal bloqueo comercial y financiero de Estados Unidos y las amenazas de
guerra fueron temas permanentes de denuncia.
En el año 1977 junto a Manuel Benjamín Carrión y
otros intelectuales fundó el Instituto Cultural José Martí.
También presidió la Coordinadora de Solidaridad con Cuba.
En su última carta,
dirigida al Comandante Hugo Chávez, había dado fe de su inquebrantable
voluntad de seguir el ejemplo de Manuela Sáenz y
de los Libertadores.
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