miércoles, 6 de septiembre de 2017

IDENTIDADES DE GENERO: NELA MARTINEZ

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL



FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS.

LAS MUJERES EN LA HISTORIA DEL ECUADOR.
NELA MARTINEZ:


Nela Martínez Espinosa. Fue la primera mujer diputada que estimuló la creación de múltiples sindicatos, la creación de la Confederación de Trabajadores de Ecuador y de la Alianza Femenina Ecuatoriana. Incansable luchadora, en Ecuador se opuso firmemente a la entrega de la Base Militar de Manta a los Estados Unidos.Amiga de Cuba, en el año 1973 recibió la orden Ana Betancourt otorgada por el Consejo de Estado.
Síntesis biográfica
La Nela, como la llama afectuosamente el pueblo ecuatoriano, nació el 24 de Noviembre de 1912 en la provincia de Cañar, en el sur de Ecuador. Hija legítima de César Martínez Borrero, de ideología conservadora, propietario de la mejor casa en la plaza principal de la población de Cañar, y de Enriqueta Espinosa Espinosa, mujer de múltiples cualidades, de temperamento dulce y afectuoso y una gran lectora.
Creció en Colloctor oyendo el ALAU que lanzaban los indígenas cada vez que había eclipse de luna y los gritos de angustias cuando los azotaban en el patio de la casa de hacienda.
La octava de una larga familia de quince hermanos criados con todas las comodidades de la época, estudió la primaria en la escuela de las monjas Catalinas de Cañar y en 1924 fue enviada interna al colegio de Los Sagrados Corazones de Cuenca, donde solo le permitían salir una vez al mes a casa de sus abuelos maternos Darío y Sofía Espinosa.
En el año 1928, sin poseer conocimientos de pedagogía, con solo 16 años de edad, la ecuatoriana Nela Martínez Espinosa se convirtió de forma inesperada en profesora en una escuela para niños pobres. El cariño que sentía por aquellos pequeños de la ciudad de Ambato le impedía abandonarlos.
Fue en esa localidad, situada en el centro de Ecuador, donde lideró una huelga de trabajadores ese mismo año y se abrazó al trabajo del pequeño núcleo de comunistas. Se iniciaba así su intensa carrera de militante y activista.
En 1935 fue nombrada representante de Cañar, en la primera organización de unidad de izquierda que se reunió en Quito.
Junto a Dolores Cacuango, constituyó la Federación Ecuatoriana de Indios y las primeras escuelas indígenas de enseñanza quechua.
En 1941 integró el grupo de los organizadores del Comité del Movimiento Popular Antitotalitario (Antinazi), cuyo objetivo era combatir la propagación de las ideas fascistas en Ecuador. Un año más tarde inició la publicación del periódico Antinazi, que vio la luz hasta 1944.
Luchó contra el fascismo al lado de su esposo Raymond Meriguet.
En 1943 se integró a las filas de Acción Democrática Ecuatoriana para luchar contra los abusos y el despotismo del Presidente Arroyo del Río, y durante la insurrección armada conocida como “La Gloriosa”, que derrocó al dictador el 28 de mayo de 1944, dirigió la toma del Palacio de Gobierno.
Durante cuatro días dirigió los destinos de su país, hasta que Velasco Ibarra regresó del exilio para asumir el poder. Según la literatura, Nela rechazó el ofrecimiento de cargos públicos que le hizo el presidente al percatarse de que había nombrado su gabinete, tras un arreglo con la derecha y el partido liberal.
Esta valiente mujer prosigue la lucha política. En 1946 viajó en representación de Alianza Femenina Ecuatoriana al Congreso Internacional de Mujeres Latinoamericanas, que tuvo por sede Guatemala, donde permaneció por un tiempo invitada por sus compañeros y ayudó a la fundación del Partido Comunista de ese país.
En 1947 recorrió varias naciones centroamericanas, donde dictó numerosas conferencias para organizar a las mujeres, y fue testigo de las dictaduras que sufrían algunos países. Tras visitar Panamá, último destino de su gira, no pudo volver a Guatemala en 1948 al correr peligro su vida, y regresó a su tierra natal.
Sobre ella dijo Guadalupe Larriva González, Diputada socialista de la provincia del Azuay, Ecuador: “Quienes tuvimos el privilegio de conocerla, sabemos que toda esa lucha irreductible e inclaudicable, estaba inspirada en su condena sin contemplaciones al capitalismo y al imperialismo, pero también, y sobre todo, en su convicción de que era posible construir un nuevo Ecuador y una América Latina distintas, basadas en los principios de la paz, la fraternidad y el trabajo creador”.
Su incansable lucha por la justicia social, la igualdad de género, la soberanía de los pueblos, hacen que sea elegida delegada al Primer Congreso por la Paz, que se realizó en ParísFrancia, en 1949.
Permaneció un año en Europa, donde participó con la Federación de Mujeres de varios países europeos en la organización de las mujeres antifascistas y por la recolección de firmas contra la amenaza de la guerra atómica.
En la década de los 50 formó el Frente Popular Ecuatoriano, a través del cual estimuló y lideró la movilización nacional en protesta por el alza del pasaje del transporte público de Quito.
En los años 60, fundó la Unión Revolucionaria de Mujeres Ecuatorianas y la revista “Nuestra Palabra”.
Por su ejercicio político a favor de la paz, su coraje y rebeldía, así como por su obra literaria, en la cual destacan la poesía, cuentos y novelas, mereció la condecoración “Mujer Ecuatoriana del Siglo XX”.
En los años 70 participó en la formación del Frente Continental de Mujeres contra la Intervención y fue una de las primeras en denunciar, tanto en su país como en escenarios internacionales, el plan intervencionista del gobierno estadounidense.
Incansable luchadora, en Ecuador se opuso firmemente a la entrega de la Base Militar de Manta a los Estados Unidos.

Su solidaridad con Cuba se hizo presente antes y después del triunfo de la Revolución. En la revista Nuestra Palabra la defensa de la Isla contra el criminal bloqueo comercial y financiero de Estados Unidos y las amenazas de guerra fueron temas permanentes de denuncia.
En el año 1977 junto a Manuel Benjamín Carrión y otros intelectuales fundó el Instituto Cultural José Martí. También presidió la Coordinadora de Solidaridad con Cuba.
Amiga de Cuba, en el año 1973 recibió la orden Ana Betancourt otorgada por el Consejo de Estado.
En su última carta, dirigida al Comandante Hugo Chávez, había dado fe de su inquebrantable voluntad de seguir el ejemplo de Manuela Sáenz y de los Libertadores.

Nela Martínez falleció en La Habana el 30 de julio del 2004.

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