UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS.
REVOLUCIÓN CUBANA.
REVOLUCIÓN CUBANA.
El 1° de enero de 1959 las fuerzas del Ejército Rebelde
encabezadas por Fidel Castro ingresan victoriosas en Santiago de Cuba y el
dictador Fulgencio Batista huye hacia EE.UU dando inicio a la única revolución
triunfante en América Latina que terminó con la expropiación de la burguesía y
los terratenientes. Una semana más tarde, el 8 de enero, una huelga general
derrotó las maniobras de la dictadura que buscaba birlarle la victoria al M26
mediante la creación de una junta militar. El Ejército Rebelde es recibido por
grandes multitudes en La Habana.
La revolución puso fin a la dictadura de Fulgencio
Batista, que había llegado al poder el 10 de marzo de 1952, encabezando un
golpe conocido como el “madrugazo”. Contó además con el apoyo firme del
Ejército, el imperialismo y la burguesía. En aquel tiempo Cuba enfrentaba una
grave situación por la caída de la demanda del azúcar, motor de la economía
local, y la apertura de una fuerte crisis social. Cuba vivía en la degradación
social producto de la dominación imperialista. La Habana era un gran burdel
donde se divertían los norteamericanos y hacían grandes negocios los
integrantes de la mafia.
En 1958 la mortalidad infantil se situaba en los 60 niños
por cada 1000 nacidos vivo, el analfabetismo era superior al 30% y la falta de
vivienda asolaba a los habitantes de las ciudades. En el campo los
terratenientes explotaban despóticamente a una masa gigantesca de campesinos
despojados y peones rurales.
Los partidos opositores –entre ellos el estalinista
Partido Socialista Popular- se mantuvieron pasivos frente al nuevo gobierno y
declamaron su oposición sólo de palabra, sin mover un dedo contra la dictadura.
Las primeras confrontaciones vendrán de los estudiantes y la juventud
pequeñoburguesa. Apoyándose en este sector, el entonces dirigente del Partido
Ortodoxo, Fidel Castro, intentará provocar una insurrección asaltando el
cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. Pese al fracaso, la repercusión de esta
acción y el alegato de su defensa en el juicio conocido como “La historia me
absolverá”, hacen de Fidel una figura popular. Liberado al poco tiempo,
conformará el Movimiento 26 de Julio (M 26).
El 2 de diciembre de 1956 el Granma desembarca en las
costas cubanas y los miembros del grupo guerrillero son emboscados por el
Ejército. De los 82 miembros originales de la expedición se reagrupan una
veintena dando origen a la leyenda guerrillera de la Sierra Maestra. Lo cierto
es que el Movimiento 26 de Julio era un extendido movimiento de oposición, con
peso en las ciudades y apoyo de masas. Su programa original, tal como se
expresa en el Manifiesto de la Sierra Maestra, era restaurar la Constitución de
1940 y realizar una tímida reforma agraria. Sobre esta base el M26 impulsa una
política de alianza policlasista con el resto de las fuerzas opositoras con las
que firmará el Pacto de Caracas. Paralelamente, la lucha de clases de obreros y
campesinos irá horadando las bases de la dictadura de Batista. En 1955 los trabajadores
del azúcar en las ciudades de Santiago, Camagüey y Las Villas llevan adelante
una violenta huelga reprimida duramente por la dictadura. Los zafreros en breve
tiempo pasaron de exigir salarios a gritar a viva voz ¡abajo el gobierno
criminal!. En 1957 una huelga general tiene epicentro en la ciudad de Santiago,
tras el asesinato de Frank Pais, popular dirigente urbano del M26. Según relata
Ernesto “Che” Guevara, esta huelga “… sirvió para que nos diésemos cuenta que
era necesario incorporar a la lucha por la liberación de Cuba al factor social
de los trabajadores inmediatamente comenzaron las labores clandestinas en los
centros obreros para preparar una huelga general que ayudara al Ejército
Rebelde a conquistar el poder”. Luego de derrotar el cerco militar sobre la
Sierra Maestra, a fines de 1958, las columnas del Ejército Rebelde dirigidas
por el Che y Camilo Cienfuegos propinan una fuerte derrota al ejército
batistiano en el combate de Santa Clara, lo que acelera su descomposición. Una
huelga general de cinco días posibilita la entrada de los insurgentes a La
Habana en enero de 1959 y la posterior instauración del gobierno provisional de
Manuel Urrutia Lleó, antiguo Presidente de la Corte Suprema.
La revolución liquidó al Ejército dejando su lugar a las
milicias del Ejército Rebelde integradas por peones rurales, obreros y
campesinos, que acompañarán al nuevo poder. Esta situación asusta a la
burguesía y al imperialismo que en un principio miraban con buenos ojos al
movimiento de los “barbudos” de la Sierra, pero que ante el avance de la
revolución comienzan a boicotear al gobierno. Los roces del nuevo gobierno con
el imperialismo comenzaron muy pronto alrededor de los tribunales
revolucionarios y la reducción de alquileres y tarifas. La relación se tensará
aún más a partir de mayo de 1959 cuando se promulga la Ley de Reforma Agraria.
En julio de 1959 Urrutia expulsa de la jefatura del Ejército a Fidel. La
movilización obrera y campesina lo restituyó en su cargo, lo que obligó a la
renuncia de Urrutia. El poder queda en manos exclusivas del Ejército Rebelde.
“Una revolución de contragolpe” fue la forma en que
Ernesto Guevara definió a la revolución cubana, describiéndolá como un proceso
de ataques y contraataques. La actitud hostil de la burguesía y el imperialismo
radicalizó la revolución empujando al gobierno a la ruptura con la burguesía,
mientras la movilización de las masas tomaba su propia dinámica.
Seis mil obreros de la Cuban Electric Company van al paro
por aumento de los sueldos, los de la petrolera Shell Oil y los 21 ingenios
azucareros que sufrieron retrasos en la zafra también salen por reclamos
salariales. El programa democrático burgués original del M26 es superado
ampliamente por la dinámica de las fuerzas enfrentadas. El 29 de junio de 1960
se interviene la Texaco y el 1º de julio, la Esso y la Shell (en este mismo mes
EE.UU. suspende la compra de azúcar a Cuba como presión económica). En agosto
son nacionalizadas todas las compañías norteamericanas de los sectores
petrolero, azucarero, telefónico y eléctrico. En octubre se nacionaliza la
banca (nacional y extranjera) y casi 400 grandes empresas (centrales
azucareros, fábricas, ferrocarriles) y se sanciona la Ley de Reforma Urbana
dando la propiedad de su vivienda a miles de inquilinos. EE.UU. continúa
presionando en todos los terrenos y Cuba comienza a recostarse en la Unión
Soviética. En enero de 1961 los norteamericanos rompen relaciones oficiales y
en abril organizan la invasión de los exiliados cubanos (a partir de entonces
gusanos), armados por la CIA, a Bahía de los Cochinos. Las milicias populares
derrotan la incursión en pocos días y se proclama el carácter socialista de la
revolución.
La revolución de 1959 enseñó que para lograr la
liberación nacional, el fin del latifundio y la resolución del problema de la
vivienda mediante la reforma urbana, hay que combatir a las burguesías
criollas, destruir su aparato represivo, expulsándolas del poder político y
expropiando sus propiedades. En su momento esta realidad significó un golpe
ideológico tremendo al estalinismo de los PC’s latinoamericanos que predicaban
la revolución por etapas y la vía institucional dentro del régimen burgués. A
contrapelo de experiencia histórica hoy en día el chavismo -y los partidarios
de castrismo- predican el mismo tipo de pensamiento derrotado en su momento por
la revolución cubana: la colaboración con las burguesías nacionales y
progresistas.
A pesar de sus enormes conquistas, la revolución cubana
no dio lugar a un Estado basado en el gobierno democrático de los consejos de
obreros, campesinos y milicianos, sino que se creó un estado obrero deformado y
burocrático que impuso el dogma del socialismo en un sólo país y el dominio
bonapartista del partido único, ahogando las libertades populares y bloqueando
el camino de la revolución en América Latina. Cuando el castrismo adhirió al
socialismo estrechó su alianza con el estalinismo cubano y el Kremlin, lo que
implicó, que luego del reflujo de la marea revolucionaria, avanzara la
burocratización asfixiante del régimen político.
A 56 años de una victoria fenomenal de las masas obreras
y campesinas de América Latina, La revolución cubana esta acosada por su crisis
y la tendencia creciente a la restauración capitalista impulsada por la propia
burocracia dirigente, encabezada por Raúl Castro. El reciente acuerdo alcanzado
con el gobierno de Barack Obama, ponen fin a una política del imperialismo de
distintos niveles de agresión, pero no significa un abandono de sus objetivos
contrarrevolucionarios, sino la búsqueda de los mismos por otros medios. La
Iglesia Católica ya ha recibido un adelanto restauracionista como pago por sus
favores diplomáticos, más de una docena de propiedades expropiadas le fueron
devueltas.
La revolución cubana nunca pudo desarrollar su
potencial emancipador por el ahogo del régimen burocrático. Su política
internacional termino colaborando con el desvío de revoluciones como la chilena
o la nicaragüense y apoyando a los tanques sovieticos en Praga (1968) o el
golpe de Jaruzelsky en Polonia (1981). La política de la burocracia, junto al
criminal bloqueo norteamericano, mantuvo a Cuba en el atraso económico del
monocultivo de azúcar. León Trotsky denunciaba a fines de los ’30 que la
burocracia soviética, defendía el estado creado por los bolcheviques a su
manera, hundiéndolo estratégicamente. En 1989, negativamente, la historia le
dio la razón. En Cuba, si las masas obreras y campesinas no logran defender sus
conquistas con una política independiente, la historia amenaza con repetirse.
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