UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS.
LA CRISIS DE LA CIVILIZACION OCCIDENTAL.
LA CRISIS DE LA CIVILIZACION OCCIDENTAL.
La crisis de la civilización occidental comienza con ella
misma. En su entraña trae consigo el germen de la crisis. Esta crisis se
manifiesta en mil formas a lo largo del tiempo. Crisis de la educación, crisis
del cambio climático, crisis de sociedad como la violencia, la corrupción… Y
querer restablecer el estado natural de buena relación entre la persona, su
grupo social, la actividad económica y la Naturaleza, eliminando algunas de sus
manifestaciones, es como querer eliminar los efectos perversos de una planta
contaminante, eliminando algunas de sus hojas.
Una de las características esenciales para calificar a un
grupo social como “civilizado” es el hecho de volverse sedentario. El grupo
social pasa de su situación de nómade a otra de sedentario. Y, ¿qué es lo que
determina esta nueva situación del grupo social? Sin lugar a dudas es el
descubrimiento de la tierra cultivable. Es el cultivo de plantas que posibilita
al grupo social devenir sedentario. La agricultura primitiva obliga a los
nómades devenir campesinos, construir su albergue junto a su chacra; así como
también construir su propia familia. De esta forma, los pueblos se expanden a
lo largo y ancho del planeta Tierra, siguiendo los cursos de agua, las lagunas
y los mares.
Pero la tierra cultivable, sustento del progreso de los
seres humanos, contiene una característica mortífera contra la paz social, la
igualdad socio-económica entre los hombres, y la buena convivencia con la
Naturaleza. La tierra cultivable, producto de la interacción entre el grupo
social y la Naturaleza, puede ser apropiada por cualquiera. Y a través de este
mecanismo se establece una relación de dominación de una minoría contra la
mayoría, contra aquella que hará producir esa tierra cultivable. Es decir, la
tierra cultivable posibilita que la totalidad del resultado de una actividad
socio-económica sea apropiada por terceras personas quienes, además, no están
obligadas a trabajarla. Este es el origen de la crisis de la civilización
occidental.
Es importante remarcar este evento sucedido
aproximadamente hace unos diez mil años. Es importante remarcar que, desde
entonces, la mayoría de la población pierde toda iniciativa en la construcción
de su presente y de su futuro puesto que, quien controla la actividad
socio-económica es el que decide sobre el devenir de sus vidas. Es él y su
casta quienes controlan el mecanismo que les permite apropiarse la casi la
totalidad del valor agregado por los pueblos. Este es el origen del
comportamiento individualista que, luego va a manifestarse en todos los
aspectos de la vida y en todas las relaciones entre la persona, su grupo
social, su actividad económica y la Naturaleza. Es lo que ahora conocemos como
las crisis de la civilización occidental.
La crisis de la civilización es un producto humano. De
grado o de fuerza, fue una decisión tomada por todo el grupo social. Y como
tal, es otra decisión del grupo social que revertirá esta situación. Pero, ¿en
qué debe consistir esta decisión social para lograr restablecer la paz social,
el buen entendimiento entre las personas, su grupo social, la actividad
económica y la Naturaleza? En breve, ¿cómo restablecer el Buen Vivir o Vivir
Bien, el SumakKausay o Suma Qamaña? La respuesta de estos tiempos es
construyendo el Estado Plurinacional.
Una respuesta a medias, sin mayor efecto concreto. ¿Por
qué? Porque no cuestiona lo que originó la crisis de la civilización, no
modifica el mecanismo inicial de la ruptura social y económica en la vida de
los pueblos originarios, no propone la alternativa de solución a lo esencial de
la crisis de la civilización occidental. Deja intacto que el cien por ciento
del resultado de la actividad económica de las naciones continúe a ser
apropiado por un número reducido de personas. Deja intacto el mecanismo que
genera las grandes desigualdades socio-económicas, así como el de la
depredación de la Madre Tierra, y el de la marginación y olvido de la mayoría
de la población.
Y las pruebas son evidentes. En Ecuador y Bolivia ya se
cuenta con el Estado Plurinacional. ¿Acaso en estos países han instaurado el
Buen Vivir o Vivir Bien? ¿Se ve acaso, el inicio del reconocimiento real de sus
naciones? ¿Se han dado pasos significativos para eliminar las grandes
desigualdades socio-económicas? ¿Acaso ha comenzado una era de reconocimiento
del Buen Vivir o Vivir Bien entre las personas, sus naciones y su medio
ambiente? ¿Acaso los trabajadores han dejado de ser simples pongos de una actividad
económica manejada únicamente por unos cuantos amos nacionales y extranjeros?
No, definitivamente no.
Un Estado Plurinacional no tendrá los efectos deseados
mientras se conserve el mecanismo que dio origen a la crisis de la civilización
occidental. Por consiguiente, es necesario reinstalar el mecanismo que, en
nuestros ancestros, permitió la sociedad comunitaria de ayllus. Un sistema
socio-económico que permitió la reciprocidad, la complementariedad, la
solidaridad y la diversidad. Y este mecanismo es simple de recordarlo. Se trata
de volver a instaurar el principio de que la totalidad del Valor Agregado por
los pueblos y naciones pertenece a cada uno de sus comuneros, y en partes
más o menos iguales. Y este principio se sustenta en la propiedad
colectiva de los activos (físicos y financieros) de la actividad económica.
Este es el mecanismo que sustentó el Buen Vivir o Vivir Bien. Y es este
mecanismo el que hace falta al Estado Plurinacional de Bolivia y de Ecuador,
para su efectiva realización.
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